Aunque soy profesora ya jubilada, me gustaría decir que ya está bien del encono existente contra los trabajadores de las administraciones públicas. El cainismo renace con mayor ímpetu en tiempos de crisis. Parece que se quiere “culpar” de los errores y malas gestiones de otros (realmente privilegiados) a los que simplemente (y no es poco) se limitan a cumplir con unos trabajos necesarios para la sociedad.
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